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Síntomas de Adenitis Bacteriana y cómo tratar

Adenitis bacteriana, también conocida como linfadenitis o en el agua, es una inflamación de uno o más ganglios linfáticos, provocada por bacterias. Esta infección puede surgir en cualquier lugar del cuerpo, siendo común en áreas como el cuello, la axila, la ingle o el abdomen, y provoca la hinchazón, enrojecimiento, el calor y el dolor en el lugar.

Una adenitis bacteriana puede surgir en cualquier persona, siendo común en los niños, y puede ser causada por diferentes tipos de bacterias, comoStaphylococcus aureus, Streptococcus β-hemolítico del grupo A, Y. enterocolitica, Y. pseudotuberculosis , Mycobacterium tuberculosis, Shigella sp o Salmonella sp, por ejemplo, y por eso, su tratamiento se realiza con la prescripción de antibióticos por el médico. Sin embargo, se debe recordar que existen varias otras causas para el aumento de los ganglios linfáticos, generalmente debido a una reacción del cuerpo a algún tipo de inflamación, que ocurre por diversos motivos, desde un resfriado, una infección dental, una lesión de la piel , o incluso, más raramente, por enfermedades inmunes o cáncer, por ejemplo. Compruebe más detalles sobre lo que puede ser el ganglio linfático aumentado.

Sintomas de Adenite Bacteriana e como tratar

Principales síntomas

La adenitis bacteriana causa una intensa reacción inflamatoria en el ganglio afectado, lo que provoca el aumento de su tamaño, que es mayor de 1 cm y puede, hasta, alcanzar el tamaño de un limón, además de ser rojizo, caliente y doloroso, y de poder causar fiebre que llega hasta los 40ºC.

Generalmente, la adenitis surge en la región cervical, axilar o de la ingle, donde son más comunes, pero también pueden surgir en regiones más internas del organismo, alcanzando los ganglios mesentéricos, intestinales, estomacales o mediastínicos, por ejemplo, causando fiebre, dolor abdominal, vómitos y diarrea, siendo más difícil de identificar.

Como se hace el tratamiento

El tratamiento para adenitis bacteriana se realiza con el uso de antibióticos orales, como Amoxaciclina, Cefalexina o Clindamicina, por ejemplo, escogidos por el médico de acuerdo con la sospechosa de qué tipo de bacteria causa la infección. En caso de duda, el médico también podrá solicitar exámenes de aspirado o biopsia del ganglio afectado, para confirmar la sospechosa y para saber si la bacteria es sensible al principio activo del medicamento.