Los ejercicios aeróbicos son aquellos que trabajan grandes grupos musculares, haciendo que los pulmones y el corazón tengan que trabajar más porque es necesario que una mayor cantidad de oxígeno llegue a las células. Algunos ejemplos son la caminata y la carrera, que queman la grasa localizada y ayudan a disminuir los depósitos de grasa en el hígado y, consecuentemente, los niveles de colesterol en la sangre.