La persona que tiene Síndrome de Down tiene mayor riesgo de tener problemas de salud como problemas cardíacos, de visión y de audición.
Sin embargo, cada persona es única y tiene sus propias características y problemas de salud específicos. Por lo tanto, es importante que vaya al médico cada 6 meses o cuando aparezca algún síntoma para identificar y tratar precozmente cualquier problema de salud.
Los 10 problemas de salud más comunes en los bebés y en los niños con Síndrome de Down son:
Alrededor de la mitad de las personas que tienen Síndrome de Down tienen algún defecto en el corazón y por eso el médico puede observar ciertos parámetros todavía durante la gestación para saber cuáles son las alteraciones cardíacas que pueden estar presentes, pero aún después del nacimiento se pueden realizar exámenes como la ecocardiografía para identificar con mayor precisión cuáles son las alteraciones presentes en el corazón.
El niño con Síndrome de Down tiene más probabilidades de tener problemas en la sangre como anemia, que es la falta de hierro en la sangre; policitemia que es el exceso de células rojas de la sangre, o leucemia, que es un ipo de cáncer que afecta a las células blancas de la sangre.
Es muy común que el niño con Síndrome de Down tenga algún cambio en su audición, lo que generalmente se debe a la formación de los huesos del oído, y por eso pueden nacer sordas, con disminución de la audición y tiene mayor riesgo de tener infecciones de oído, que pueden empeorar y causar pérdida de la audición. La frente de la oreja puede indicar desde recién nacido si existe algún compromiso de la audición pero es posible desconfiar si el bebé no escucha bien. Vea algunas formas de probar la audición del bebé en casa.
Debido a la fragilidad del sistema inmune es común que la persona con Síndrome de Down tenga mayor riesgo de enfermarse, siendo afectado especialmente por enfermedades respiratorias. Por lo tanto, cualquier gripe o resfriado puede convertirse en una neumonía
Quien tiene síndrome de Down tiene un alto riesgo de tener hipotiroidismo, que ocurre cuando la glándula tiroide no produce la cantidad de hormonas necesarias, o ninguna hormona. Esta alteración puede ser detectada durante la gestación, en el nacimiento pero también puede desarrollarse a lo largo de la vida.
Más de la mitad de las personas con Síndrome de Down tienen algún cambio visual como miopía, estrabismo y cataratas, siendo que esta última generalmente se desarrolla con la edad más avanzada.
La apnea obstructiva del sueño ocurre cuando el aire encuentra dificultad para pasar por las vías cuando la persona está durmiendo, esto hace que la persona tenga episodios de ronquido y pequeños momentos de parada de la respiración al dormir.
Los dientes generalmente tardan en aparecer y surgen desalineados, pero además también puede haber una enfermedad periodontal debido a la mala higiene de los dientes.
Como el niño con Síndrome de Down tiene mayores posibilidades de tener enfermedad celíaca, el pediatra puede solicitar que las papillas sean sin gluten, y en caso de sospechas, alrededor de 1 año de edad ya se puede hacer un examen de sangre que puede ayudar en el diagnóstico de la enfermedad celíaca.
Las primeras vértebras de la columna generalmente se deforman y son inestables, lo que aumenta el riesgo de una lesión en la médula espinal, que puede paralizar brazos y piernas. Este tipo de lesión puede ocurrir al sostener al bebé sin apoyar su cabeza, o durante la práctica de deportes. El médico deberá solicitar radiografía o resonancia magnética para evaluar el riesgo de que el niño tenga problemas en la columna cervical e informar a los padres de los posibles riesgos.
El adulto con Síndrome de Down puede desarrollar otras enfermedades como la obesidad, el colesterol alto y las relacionadas con el envejecimiento como las demencias, siendo más común el Alzheimer. Pero, además, la persona puede todavía desarrollar cualquier otro problema de salud que afecte a la población general, como depresión, insomnio o diabetes, por lo que la mejor forma de mejorar la calidad de vida del portador de ese síndrome es tener una alimentación adecuada, hábitos saludables y seguir todas las orientaciones médicas a lo largo de la vida, porque así los problemas de salud pueden ser controlados o solucionados, siempre que surgen.