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Síndrome de Hurler

La enfermedad se diagnostica cuando comienzan a surgir los primeros síntomas, que involucra la dificultad de respirar y fiebre.

Este síndrome provoca el desarrollo de deformidades óseas, alteración de la córnea, problemas cardíacos, alteración de los huesos de la cara, baja estatura y compromiso intelectual.

El niño portador del síndrome de Hurler no tendrá su desarrollo motor normal, necesitando tratamiento para que alcance los hitos del desarrollo, como sentarse, quedarse de pie y andar.

La fisioterapia y la psicomotricidad pueden ayudar en el tratamiento de la enfermedad, mejorando la calidad de vida del individuo y de sus cuidadores.

El tratamiento para el síndrome de Hurler más adecuado es la transfusión sanguínea. Las investigaciones recientes demuestran que los pacientes que utilizaron las células madre lograron vencer la enfermedad.