Lo que es Motefobia: El miedo a las mariposas
Las personas que tienen esta fobia, tienen miedo de que las alas de estos insectos entren en contacto con la piel, dando la sensación de arruinarse o rozar en la piel.
¿Qué causa la Motefobia
Algunas personas con Motefobia también tienden a temer a los pájaros y otros insectos voladores, lo que puede estar relacionado con el miedo evolutivo que los humanos han asociado con los animales que vuela, y por lo general a las personas que tienen miedo de las mariposas también tienen miedo de otros insectos con las alas. Las personas con esta fobia se imaginan a menudo a ser atacadas por esas criaturas con alas.
Las mariposas y las polillas tienden a existir en enjambres, como es el caso de las abejas por ejemplo. La experiencia negativa o traumática con estos insectos en la infancia puede haber provocado la fobia a las mariposas. La Motefobia puede transformarse también en delirio parasitario, que es un problema mental en el que la persona con fobia tiene una sensación permanente de insectos que se arrastra en la piel, pudiendo provocar, en casos extremos, daños en la piel debido a una picazón intensa.
Posibles síntomas
Algunas personas con Motefobia tienen miedo incluso de mirar las fotografías de las mariposas, que provocan una ansiedad profunda, asco o pánico sólo de pensar en las mariposas.
Además, pueden ocurrir otros síntomas como temblores, intento de fuga, llanto, gritos, escalofríos, agitación, transpiración intensa, palpitaciones, sensación de boca seca y respiración jadeante. En casos más graves, la persona puede negarse a salir de casa por miedo a encontrar mariposas.
Mayor parte de los fóbicos evitan jardines, parques, parques zoológicos, tiendas de floristas o lugares donde existe la posibilidad de encontrar mariposas.
Cómo perder el miedo a las mariposas
Existen formas que pueden ayudar a atenuar o incluso a perder el miedo de las mariposas como empezar por ver fotos o imágenes de mariposas en Internet o en libros por ejemplo, dibujar estos insectos o ver vídeos realistas, usar libros de autoayuda o frecuentar terapias de grupo y hablar acerca de este miedo con familiares y amigos.
En casos más graves y si la fobia afecta mucho el día a día de la persona, es aconsejable consultar a un terapeuta.