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Tratamiento para la poliomielitis

El tratamiento de la poliomielitis debe ser siempre orientado por el pediatra, pero generalmente puede ser hecho en casa y es inicialmente hecho con reposo absoluto, una vez que la enfermedad causa intenso dolor muscular y parálisis, no existiendo un antivirus capaz de eliminar el organismo responsable por la infección.

De esta forma, el tratamiento sólo ayuda a aliviar los síntomas del niño y mejorar su bienestar, pudiendo incluir el uso de medicamentos como:

  • Ibuprofeno o Diclofenaco: son anti-inflamatorios que disminuyen la fiebre y el dolor muscular;
  • Paracetamol: es un analgésico que alivia el dolor de cabeza y el malestar general;
  • Amoxicilina o Penicilina: son antibióticos que permiten combatir otras infecciones que pueden surgir, como neumonía o infección urinaria. Sin embargo, en los casos más graves, en los que la infección causa dificultad para respirar, con signos como respiración rápida o puntas de los dedos y labios azulados, es necesario ir rápidamente al hospital, ya que puede ser necesario permanecer internado para usar continuamente una máscara de oxígeno o un ventilador, hasta que los síntomas mejoran.

Además del tratamiento recomendado por el médico, es posible utilizar compresas calientes para mejorar el movimiento de los músculos y aliviar el dolor muscular. Vea cómo preparar las compresas calientes.

Tratamento para poliomielite

En casi todos los casos, la poliomielitis tiene cura al cabo de unos 10 días, sin embargo, si la infección afecta el cerebro o la médula espinal el tratamiento puede ser más complicado, existiendo un alto riesgo de que aparezcan secuelas como parálisis o deformidades de la cadera, rodillas o tobillos, por ejemplo.

Cuando se necesita fisioterapia

La fisioterapia puede ser hecha en todos los casos de poliomielitis, sin embargo, es más importante cuando la infección afecta el cerebro o la médula, ya que existe un mayor riesgo de que aparezca parálisis en varios músculos del cuerpo.

En estos casos, la fisioterapia se realiza durante el tratamiento con ejercicios que ayudan a devolver la fuerza a los músculos afectados, pudiendo disminuir la gravedad de las secuelas.

Posibles secuelas

La principal secuela de la poliomielitis es el surgimiento de parálisis, especialmente en los músculos de las piernas y de los brazos, en niños en los que la infección llegó hasta el cerebro o la médula. Sin embargo, también pueden surgir deformidades en las articulaciones, ya que la dificultad para mover los músculos puede dejar a los miembros mal posicionados por largos períodos de tiempo. Aunque estas complicaciones generalmente surgen inmediatamente después de la crisis de la poliomielitis, hay personas que pueden presentar secuelas sólo algunos años después, incluyendo dificultad para tragar o respirar, cansancio excesivo y dolores articulares.

La mejor forma de evitar estas secuelas consiste en evitar la enfermedad y, por lo tanto, se debe hacer la vacunación del niño contra la enfermedad y evitar el consumo de agua o alimentos contaminados, por ejemplo. Vea qué otros cuidados que ayudan a prevenir la poliomielitis.