¿Qué es Linfoma y cómo identificar los síntomas
El linfoma es un tipo de cáncer que afecta a los linfocitos, que son células responsables de proteger al organismo contra infecciones y enfermedades. Este tipo de cáncer se desarrolla principalmente en las encías que se encuentran en la axila, la ingle, el cuello, el estómago, el intestino y la piel, llevando a la formación de los huesos que pueden causar síntomas como dolor, fiebre y adelgazamiento.
Existen 2 tipos de linfoma, el Linfoma Hodgkin, que es muy poco frecuente y con más probabilidades de curación, y el Linfoma no Hodgkin, que tiene más de 50 tipos diferentes que pueden ser más graves o difíciles de tratar. La diferencia entre ellos está básicamente en las características de las células malignas, que pueden ser analizadas después de la biopsia del tejido afectado. Para obtener más información sobre cada tipo de linfoma, consulte el linfoma de Hodgkin y el linfoma no Hodgkin.
En general, el linfoma es un cáncer más común de los ancianos, a partir de los 60 años, y su tratamiento incluye la realización de quimioterapia, radioterapia o cirugía de trasplante de médula, siendo que las posibilidades de curación cuando los síntomas son identificados y identificados el inicio del tratamiento se hace lo antes posible.
Principales signos y síntomas
Los síntomas más comunes incluyen:
- Íncias hinchadas, que provoca huesos en el cuello, cerca de la clavícula, la axila, el abdomen o la ingle;
- Fiebre constante;
- Sudor nocturno;
- Cansancio;
- Coceira;
- Malestar;
- Sudor nocturno;
- Pérdida del apetito;
- Adelgazamiento sin causa aparente;
- Falta de aire y tos.
Cualquier persona puede desarrollar el linfoma, siendo que algunas personas pueden tener mayor riesgo, como aquellas que tienen históricamente familiar, que han pasado por un trasplante de órganos, que han sido infectadas por ciertos virus como el VIH, Epstein-Barr o HTLV-1 o que tienen una enfermedad autoinmune, como el lupus. Más información sobre lo que puede causar el cáncer linfático.
Qué hacer en caso de sospecha
Si aparecen varios de estos síntomas, se recomienda consultar a un médico general para realizar exámenes de diagnóstico como el examen de sangre o una biopsia al tejido para evaluar si existen células afectadas y confirmar o no la enfermedad, empezando el tratamiento adecuado.
Después de eso, si se confirma el diagnóstico, es aún indicado hacer otros exámenes como radiografía, tomografía, resonancia magnética o ultrasonografía, pues observar el tamaño del linfoma, las regiones afectadas y su grado de desarrollo.
Cómo se realiza el tratamiento
El tratamiento debe ser indicado por un hematólogo o un oncólogo y depende del tipo de linfoma, del estadio en que se encuentre la enfermedad, la región afectada, la edad y el estado general del paciente.
El tratamiento puede incluir quimioterapia, radioterapia o trasplante de médula, siendo que el linfoma Hodgkin tiene más probabilidades de curación que el linfoma no Hodgkin y los mejores resultados se alcanzan cuando la enfermedad es descubierta y tratada precozmente. Para saber más detalles sobre el tratamiento vea: Cáncer linfático tiene cura.