Cisto en la cabeza: qué es, principales síntomas y cómo tratar
El quiste en la cabeza normalmente es un tumor benigno que puede ser llenado por líquido, tejido, sangre o aire y que generalmente aparece durante la gestación, inmediatamente después del nacimiento o a lo largo de la vida y puede ocurrir tanto en la piel como en el cerebro. El quiste en la cabeza puede desaparecer, aumentar de tamaño o generar síntomas cuando se encuentra en el cerebro, como dolor de cabeza, náuseas, mareos y problemas en el equilibrio.
El diagnóstico del quiste en la cabeza es hecho por un neurólogo, en el caso de quiste en el cerebro, y puede ser realizado durante la gestación, por medio de ultrasonografía, o después de la aparición de los primeros síntomas a través de tomografía computarizada o resonancia magnética. El quiste de piel es diagnosticado por un dermatólogo por medio de la evaluación de las características del quiste. Después del diagnóstico, debe haber acompañamiento médico, pues a depender del tamaño y síntomas causados por el quiste, puede ser indicado realizar la remoción por medio de cirugía.
Principales tipos de quiste en la cabeza
Los quistes en la cabeza normalmente se forman durante la gestación, pero también pueden aparecer debido a algún golpe en la cabeza o infecciones en el cerebro o el útero materno. Aprenda cuáles son las causas y otros tipos de quiste en el cerebro.
Los principales tipos de quiste en la cabeza son:
1. Cisto aracnoide
El quiste aracnoide puede tener causa congénita, o sea, puede estar presente en el recién nacido, siendo llamado cistito primario, o ser derivado de alguna infección o traumatismo, que se denomina quiste secundario. Este tipo de quiste normalmente es asintomático y se caracteriza por la acumulación de líquido entre las membranas que recubren el cerebro. Sin embargo, dependiendo de su tamaño, puede causar algunos síntomas, como desmayos, mareos o problemas de equilibrio. Se sabe cuáles son los síntomas, causas y tratamiento del quiste aracnoideo. El quiste del plexo vascular es raro, ocurriendo en apenas 1% de los fetos, y se caracteriza por la acumulación de líquidos en una cavidad del cerebro, generalmente en una región del cerebro en que hay tejido muerto. Este tipo de quiste puede ser diagnosticado a través del ultrasonido a partir de la 14ª semana de gestación y no necesita terapia, sólo acompañamiento, pues no representa riesgo ni para el bebé ni para la madre. Normalmente es reabsorbido por el propio organismo después de la 28ª semana de gestación.
3. Cisto epidermoide y dermoide
El quiste epidermoide y dermoide son similares, y también son resultado de alteraciones durante el desarrollo del feto, pero también pueden surgir a lo largo de la vida. Son quiste de piel que pueden surgir en cualquier región del cuerpo, incluyendo la cabeza, principalmente en la frente y detrás de las orejas. Se caracterizan por la acumulación de células en la piel, no causan síntomas y son libres, es decir, pueden desplazarse en la piel.
El diagnóstico se realiza a partir de la evaluación de las características del quiste, como tamaño, si hay hinchazón y si los quistes son libres. El tratamiento puede realizarse con el drenaje del líquido presente en el quiste, con antibióticos, para evitar posibles infecciones, oa través de cirugía de acuerdo con la recomendación médica.
Principales síntomas de quiste en la cabeza
Los quistes en la cabeza normalmente son asintomáticos, pero los quistes en el cerebro pueden causar algunos síntomas si aumentan de tamaño, como:
Dolor de cabeza;
Enjoo;
- Tontura;
- Problemas de equilibrio;
- Confusión mental;
- Crisis convulsivas;
- Somnolencia.
- El diagnóstico de los quistes en la cabeza es hecho por un neurólogo, en el caso de los quistes del cerebro, a través de tomografía computarizada, resonancia magnética o ultrasonografía o por el dermatólogo por medio de un examen físico, cuando se trata de un quiste de piel, celo epidermoide.
- En el caso de la identificación de un quiste en la cabeza, se debe iniciar un seguimiento periódico con el neurólogo para que se haga un monitoreo del tamaño del quiste, además de la observación del surgimiento de los síntomas.
Si se observa algún síntoma, el médico puede indicar el uso de algún analgésico o medicamentos para mareo o mareo. Pero en caso de aumento en el tamaño del quiste y persistencia o aumento en la frecuencia de los síntomas, puede ser indicado por el médico la realización de cirugía.