El suicidio en la adolescencia, es el acto de un joven entre los 12 y los 21 años de quitar su propia vida. Generalmente ocurre porque la adolescencia es un período de transición, de transformaciones y de innumerables conflictos internos, y por ello existe un mayor riesgo de depresión, trastorno bipolar y de ceder a presiones impuestas por los demás o por la sociedad.
El comportamiento suicida se divide en 3 fases: pensar en suicidio, intento de suicidio y consumación del suicidio. El joven que piensa tomar su vida, cree que no hay soluciones a sus problemas, y normalmente da señales de un desequilibrio emocional, pero que pueden pasar desapercibidos por familiares y amigos. Sin embargo, hay algunas señales que pueden indicar que el adolescente está pensando en esa posibilidad. ¿Cuáles son estas señales que pueden indicar el riesgo de suicidio.
Algunos factores que favorecen los pensamientos y los intentos de suicidio durante la adolescencia incluyen:
La depresión es la principal causa del suicidio en la adolescencia. El joven deprimido prefiere quedarse solo que salir con los amigos y sentimientos como tristeza y soledad favorecen los pensamientos y la planificación del suicidio. No tener un buen amigo o novio para conversar, que sea capaz de mostrar comprensión y comprender sus dificultades, hacen que la vida sea más pesada y difícil de soportar.
Problemas familiares como pérdida de los padres, separación, frecuentes peleas y discusiones, y no tener espacio dentro de casa para expresar sus emociones son factores que aumentan la angustia y el dolor que el adolescente siente, haciéndolo pensar en el suicidio. No sentirse amado por el compañero y la falta de amor y comprensión en la relación también hacen que el joven piense en matarse.
El alcoholismo y el uso de drogas también favorece el suicidio porque su uso ya indica que el joven no está logrando resolver conflictos interiores, pasando por un momento de angustia o frustración. Además, la actuación en estas sustancias en el cerebro modifica las funciones cerebrales, el estado de conciencia y el pensamiento, favoreciendo las ideas autodestructivas.
El bullying ocurre cuando otras personas denigran la imagen o incluso agreden físicamente a la víctima que se siente indefensa, siendo esta una situación común en la infancia y la adolescencia, aunque sea crimen.
haber sido víctima de un abuso sexual o malos tratos son factores que favorecen los pensamientos suicidas porque la persona se siente acorralada por los problemas y no puede manejar el dolor que siente diariamente. Con el paso del tiempo el dolor no disminuye y la persona se siente siempre angustiada y deprimida, lo que favorece los pensamientos suicidas porque puede parecer que quitar la propia vida es la mejor solución para resolver el problema.
Además, las personas que han tenido casos de suicidio en la familia, que ya han intentado sacar su vida, las niñas que se quedaron embarazadas en la adolescencia y los jóvenes con bajos ingresos y dificultad escolar también tienen mayor riesgo de pensar en el suicidio.
Otro factor que no debe ser ignorado es que oír hablar del asunto en la televisión, radio o redes sociales también influye y acaba favoreciendo a las personas susceptibles al suicidio porque ellas pasan a pensar en ello como una forma de resolver sus problemas de la misma forma.
Para evitar los pensamientos y la planificación del suicidio es importante estar atento a las señales que pueden indicar que la persona está pensando en quitar su propia vida. Cambios repentinos de humor, agresividad, depresión y el uso de frases, como: 'estoy pensando en matarme; el mundo sería mejor sin mí, o todo se resolvería si yo no estuviera aquí aquí también sirven de alerta.
Pero sólo identificar estas señales no es suficiente, y por eso es muy importante buscar ayuda profesional, con un psicólogo o psiquiatra para definir las estrategias para dejar de pensar en quitar la vida.
Fortalecer el vínculo afectivo con la familia, amigos y con una comunidad de fe como la iglesia, por ejemplo, puede ayudar a tener relaciones interpersonales más satisfactorias y aumentar la percepción de apoyo, mejorando así el bienestar y la calidad de vida del hogar joven.
Si cree que no hay nadie que pueda ayudar, puede ponerse en contacto con el centro de apoyo a la vida, llamando al número 141, que está disponible las 24 horas del día.