Tratamiento para la hepatitis autoinmune
El tratamiento para la hepatitis autoinmune se inicia cuando el paciente presenta inflamación del hígado o síntomas, como ictericia, cansancio, hinchazón de la barriga, por ejemplo.
La hepatitis autoinmune tiene cura a través del trasplante de hígado, sin embargo, la cirugía sólo se utiliza en los casos más graves o cuando no es posible controlar la inflamación del hígado con corticoides o inmunosupresores recetados por el hepatólogo.
Además, para complementar el tratamiento médico, se recomienda que los pacientes hagan una alimentación equilibrada y pobre en bebidas alcohólicas y en alimentos grasos, como embutidos o salchichas.
Aprenda cómo complementar el tratamiento en: Dieta para la hepatitis autoinmune.
Opciones de tratamiento para la hepatitis autoinmune
El tratamiento para la hepatitis autoinmune se puede hacer con corticoides, inmunosupresores o, en los casos más graves, con el trasplante de hígado.
Normalmente, el tratamiento medicamentoso para la hepatitis autoinmune debe mantenerse para toda la vida para que sea posible mantener la enfermedad controlada.
Corticoides
Los remedios corticoides, como la Prednisona, ayudan a reducir la hinchazón del hígado provocada por el sistema inmune del paciente y, por lo tanto, impiden los daños provocados por el sistema inmune en el hígado.
Inicialmente, la dosis de corticoides es elevada, pero con el avance del tratamiento, el médico puede ir reduciendo la cantidad de Prednisona hasta el mínimo necesario para que la enfermedad continúe controlada. Sin embargo, el uso de corticoides tiene efectos secundarios como aumento del peso, debilidad de los huesos, diabetes, aumento de la presión arterial o ansiedad y, por lo tanto, puede ser necesario hacer una combinación con inmunosupresores para reducir los efectos colaterales. Los inmunosupresores para la hepatitis autoinmune, como la Azatioprina, disminuyen la producción de anticuerpos y, por lo tanto, son capaces de disminuir la reacción del sistema inmune que causa daño e inflamación en el hígado.
Generalmente, los medicamentos inmunosupresores se utilizan en combinación con los corticoides para reducir que las dosis de ambos sean lo menos posible, reduciendo los efectos colaterales en el paciente.
Durante el tratamiento con medicamentos inmunosupresores, como la Azatioprina, el paciente debe realizar exámenes de sangre regulares para evaluar el número de glóbulos blancos, que puede disminuir y facilitar la aparición de infecciones.
Trasplante de hígado
El transplante de hígado se utiliza en los casos más graves de la hepatitis autoinmune, cuando el paciente desarrolla cirrosis o insuficiencia hepática, por ejemplo, y sirve para sustituir el hígado enfermo por un sano. Más información sobre el trasplante de hígado.
Después del trasplante de hígado, el paciente debe permanecer internado durante 1 a 2 semanas para asegurarse de que no existe rechazo del nuevo órgano. Además, los individuos trasplantados también deben tomar inmunosupresores durante toda la vida para evitar que el organismo rechaza el nuevo hígado.
Señales de mejora de la hepatitis autoinmune
Las señales de mejora de la hepatitis autoinmune, normalmente, surgen algunas semanas después del inicio del tratamiento y están relacionadas con la disminución de los síntomas, permitiendo que el paciente tenga una vida normal.
Signos de empeoramiento de la hepatitis autoinmune
Cuando el tratamiento no se realiza adecuadamente, el paciente puede desarrollar cirrosis, encefalopatía o insuficiencia hepática, presentando signos de empeoramiento que incluyen hinchazón generalizada, alteraciones del olfato y problemas neurológicos, como confusión y somnolencia.