Cuando un insecto entra en el oído puede provocar bastante incomodidad, generando síntomas como dificultad para oír, intensa picazón, dolor o la sensación de que algo se está moviendo. En estos casos, se debe tratar de evitar la voluntad de rascar el oído o intentar quitar lo que está en su interior con el dedo o un bastoncillo de algodón.