Tratamiento para el Síndrome de Intestino Corto
En general, los nutrientes más susceptibles a la mala absorción, son las vitaminas A, D, E, K, B12 y minerales como el calcio, el ácido fólico, el zinc o el hierro. Por eso, la alimentación del paciente inicialmente se realiza con suplementación nutricional, directamente por la vena y tiene por objeto prevenir y tratar problemas como retraso en el desarrollo, en el caso de niños, anemias; hemorragias y hematomas; osteoporosis; dolor y debilidad muscular; insuficiencia cardíaca; e incluso la deshidratación que puede poner en riesgo la vida del paciente.
Los nutrientes más importantes de acuerdo con la porción del intestino que falta
La mala absorción de los nutrientes depende de la porción que se ve afectada, siendo:
Jejuno
- Calcio, Hierro, magnesio, proteína, carbohidrato y grasa;
- Íleo - Vitamina B12;
- colon - agua, sales minerales y ácidos grasos de cadena corta;
- En algunos casos, para compensar la falta de nutrientes, puede ser necesario un trasplante de intestino delgado para curar la insuficiencia intestinal y evitar la dependencia de la nutrición parenteral total para el resto de la vida. . Alimentación para la recuperación de la cirugía
Normalmente, durante los primeros 5 días después de la cirugía, la alimentación se mantiene a través de la vena llamada Nutrición Parenteral Total, para que el intestino pueda cicatrizar en reposo. Después de ese período, cuando las diarreas son menos frecuentes, se inicia también la alimentación por sonda para comenzar a estimular lentamente los movimientos del estómago e intestino, disminuyendo el volumen de la alimentación por la vena durante unos 2 meses.
Después de aproximadamente 2 meses de recuperación, en la mayoría de los casos, el paciente ya es capaz de alimentarse por la boca haciendo pequeñas comidas, hasta 6 veces al día. Sin embargo, la alimentación por la sonda nasogástrica se mantiene para garantizar la ingesta de calorías y nutrientes para mantener y recuperar el estado nutricional, hasta que el paciente sea capaz de alimentarse sin la sonda, proceso que puede tardar entre 1 a 3 años. Sin embargo, es posible que en algunos casos el paciente pase el resto de la vida dependiendo de la alimentación parenteral y de la suplementación nutricional para evitar la desnutrición y problemas como anemia, por ejemplo.
La recuperación de la cirugía de remoción de una porción del intestino puede ser hecha a través de un corte grande en el abdomen o por laparotomía, y puede tardar entre 2 a 6 horas y el paciente puede tener que quedarse internado en el hospital para recuperación por un período que puede variar entre 10 días y 1 mes al menos. Este tipo de cirugía es muy arriesgado porque el intestino tiene muchas bacterias que pueden provocar infecciones graves, y es aún más delicado si el paciente es niño o anciano.