El sudor nocturno, también llamado sudoración nocturna, puede tener varias causas y aunque no siempre es preocupante, en algunos casos puede indicar la presencia de una enfermedad. Por lo tanto, es importante observar en qué situaciones surge y si está acompañado por otros síntomas, como fiebre, escalofríos o pérdida de peso, por ejemplo, ya que puede indicar desde un simple aumento de la temperatura del ambiente o corporal durante la noche, así como alteraciones hormonas o metabólicas, infecciones, enfermedades neurológicas o incluso cáncer.
También no se debe olvidar la hiperhidrosis, que es la producción excesiva de transpiración por las glándulas sudoríparas, de forma generalizada en el cuerpo o localizada en las manos, axilas cuello o piernas, pero que ocurre a cualquier hora del día. Se sabe qué hacer si tiene hiperhidrosis.
Así, como existen diversas causas para este tipo de síntoma, siempre que surja de forma persistente o intensa, es importante conversar con el médico de familia o clínico general, para que se investiguen las posibles causas. Algunas de las principales causas de sudor nocturno incluyen:
Cuando la temperatura corporal se eleva, sea por la práctica de actividades físicas, por la temperatura del ambiente elevada, consumo de alimentos termogénicos, como pimienta, jengibre, alcohol y cafeína , por cuadros de ansiedad o por la presencia de una fiebre de causa infecciosa, como por una gripe, por ejemplo, la transpiración surge como una forma del organismo de tratar de enfriar el cuerpo e impedir que se calienta en exceso.
Sin embargo, si no se encuentra una causa obvia y la sudación nocturna es exagerada, es importante recordar que existen enfermedades que aceleran el metabolismo, como hipertiroidismo, por ejemplo, debiendo ser conversado con el médico sobre las posibilidades.
Las oscilaciones de las hormonas estrógenos y progesterona que ocurren en la menopausia o en períodos pre-menstruales, por ejemplo, también son capaces de aumentar la temperatura basal del cuerpo y pueden provocar episodios de fogachos y sudoración, que puede ser noche. Este tipo de alteración es benigno y tiende a pasar con el tiempo, sin embargo, si son repetitivos o muy intensos, se debe hablar como ginecólogo o endocrinólogo para investigar mejor el síntoma y buscar formas de tratamiento, como la terapia de reemplazo hormonal. Los hombres no están libres de estos síntomas, pues cerca del 20% de los que están por encima de los 50 años pueden presentar la andropausia, también conocida como menopausia masculina, que consiste en la caída de los niveles de testosterona, y cursa con sudor nocturno, además de calor , irritabilidad, insomnio y disminución de la libido. Aquellos que pasan por tratamiento para reducción de la testosterona, como debido al tumor de la próstata, también pueden presentar estos síntomas.
3. Infecciones
Tuberculosis; VIH;
Algunos medicamentos pueden tener como efecto colateral la presencia de sudor nocturno, y algunos ejemplos son los antipiréticos, como AAS o Paracetamol, algunos antihipertensivos y algunos antipsicóticos.
5. Diabetes
No es raro que las personas con diabetes en tratamiento con insulina presenten episodios de hipoglucemia durante la noche o temprano de la mañana, y no se sienten porque están durmiendo, siendo que sólo el sudor acaba siendo notado.
Verificar los niveles de glucosa sanguínea antes de dormir, pues si hay muchos bajos deben ser corregidos con una merienda saludable;
Preferir practicar actividades físicas durante el día, y nunca saltar la cena;
Esta enfermedad es un trastorno que causa una parada momentánea de la respiración o una respiración muy superficial durante el sueño, resultando en ronquidos y un descanso poco relajante, que provoca síntomas de somnolencia durante el día, dificultad para concentrarse, dolor de cabeza e irritabilidad, ejemplo. Compruebe cómo identificar y tratar la apnea del sueño.
Algunas personas pueden presentar un trastorno del sistema nervioso autónomo, que es el responsable del control de funciones que no dependen de nuestra voluntad, como la respiración, latidos del corazón, la presión arterial, la digestión o la temperatura del cuerpo, por ejemplo .
Este tipo de alteración lleva a lo que se llama disautonomía, y provoca síntomas como sudoración, desmayos, caída súbita de la presión, palpitaciones, visión borrosa, sequedad de boca y intolerancia a actividades como ponerse de pie, levantar o caminar durante mucho tiempo. Los cambios en este sistema nervioso autónomo pueden surgir por diversas causas, principalmente en enfermedades neurológicas como Parkinson, esclerosis múltiple, mielitis transversa, Alzheimer, tumor o trauma cerebral, por ejemplo, además de otras enfermedades genéticas, cardiovasculares o endocrinas.
Algunos tipos de cáncer, como el linfoma y la leucemia, pueden presentar como síntoma frecuente el sudor nocturno, además de pérdida de peso, ganglios aumentados por el cuerpo, riesgo de sangrados y caída de la inmunidad. La sudoración también puede surgir en tumores neuroendocrinos, como el feocromocitoma o el tumor carcinoide, que estimulan la liberación de hormonas que activan la respuesta neurológica, provocando crisis de palpitación, sudor, rubor de la cara y presión alta, por ejemplo.
El tratamiento debe ser orientado por el oncólogo, y en algunos casos con seguimiento del endocrinólogo, con tratamientos que pueden incluir cirugía y quimioterapia, por ejemplo, de acuerdo con el tipo de tumor y gravedad del cuadro.