Cómo identificar y tratar el Absceso Anal
Generalmente, el absceso se forma cuando las bacterias infectan la región y provocan intensa inflamación, con acumulación de pus. El tratamiento es hecho por el cirujano, siendo necesario el drenaje del absceso y, en algunos casos, uso de antibiótico por algunos días.
¿Cuáles son las causas
El absceso anal es provocado por una infección bacteriana de la piel de la región del ano y el perineo, generalmente debido a la obstrucción de las glándulas que producen el moco de la región anal, facilitando la instalación de bacterias. Algunas de las condiciones que causan riesgo a la formación del absceso son:
Enfermedad inflamatoria intestinal, como enfermedad de Crohn o retocolitis ulcerativa;
- Hidradenitis supurativa;
- Infecciones del recto, como amebiasis, linfogranuloma venéreo, tuberculosis o esquistosomiasis rectal;
- Fisura anal;
- Cáncer anorrectal;
- Inmunidad comprometida;
- haber pasado por una cirugía de la región anorrectal, como hemorroidectomía, episiotomía o prostatectomía, por ejemplo.
- Generalmente, estas enfermedades provocan inflamaciones en el tejido del recto y el ano, facilitando la acumulación de bacterias y la formación de pus. Entiende mejor las causas, síntomas y tratamiento de la proctitis.
Principales síntomas
El principal síntoma del absceso anal es dolor en la región del ano y el perineo, principalmente al evacuar o sentarse, pero que puede ser constante a medida que la lesión empeora. También ver otras principales causas de dolor al evacuar.
Si la ubicación del absceso es más externa, también se puede observar un hueso en la región anal, dolorosa, caliente y rojiza. En algunos casos, puede haber sangrado y fiebre. Cuando el absceso se rompe, puede haber salida de secreción purulenta, y con ello, la disminución de la presión en la piel y el dolor.
El diagnóstico de absceso anal es realizado por el cirujano general o coloproctólogo, a través del análisis de la región y exámenes como añoscopia, ultrasonografía, tomografía computarizada o resonancia magnética, que identifican el tamaño y la profundidad de la lesión. Los exámenes de sangre, como el hemograma, pueden ayudar a evaluar la gravedad de la infección.
Posibles complicaciones
Es muy común que el absceso dé origen a una fístula anal, que es la formación de un trayecto que une dos regiones, que puede surgir entre el ano y la vagina, el útero, las vías urinarias u otras partes del intestino , por ejemplo. Sepa lo que es la fístula anal y cómo tratar.
Además, otras complicaciones que el absceso anal puede provocar son el compromiso del esfínter anal, causando incontinencia fecal, o una infección necrotizante, que es cuando las bacterias alcanzan tejidos vecinos, como la piel de los músculos y la grasa.
Además, si el tratamiento no se realiza correctamente, es posible que las bacterias alcancen el torrente sanguíneo, provoquen una infección generalizada e incluso la muerte ...
Cómo se realiza el tratamiento
El tratamiento del absceso anal se realiza con su sangre drenaje, por el cirujano general o coloproctólogo, de forma más breve posible, pues la persistencia del absceso aumenta el riesgo de una infección generalizada.
Dependiendo del tamaño y localización del absceso, la cirugía de drenaje se puede hacer con anestesia local o con otras más potentes como raquí o peridural. En los abscesos grandes, puede ser necesario dejar un dren por algunos días en el sitio.
Para tratar una fístula, el médico puede hacer un corte o colocar un material para estimular la cicatrización y el cierre del trayecto. Además, los antibióticos pueden ser indicados si el absceso es grande, o si el paciente presenta riesgos de infección generalizada como diabetes, inmunidad comprometida u obesidad, por ejemplo.
Cuidados en el postoperatorio
Después de la cirugía, el médico podrá recomendar reposo, uso de analgésicos y realización de baños de asiento con agua tibia, debido a su efecto antiinflamatorio.
El médico programar reevaluaciones en 1 a 2 semanas, para observar la cicatrización e identificar si hay drenaje de secreciones que indiquen fístulas. En algunos casos, el obseso puede regresar, principalmente si el tratamiento inicial no se ha hecho correctamente o si hay alguna enfermedad que provoque inflamación del local y facilite la formación de la lesión.