La válvula aórtica bicúspide puede no provocar síntomas o cualquier tipo de alteración, sin embargo, en algunas personas puede evolucionar con complicaciones a lo largo del tiempo, como estenosis aórtica, insuficiencia aórtica, aneurisma o endocarditis infecciosa, lo que puede provocar mareos, palpitaciones o falta de aire, por ejemplo.
Estas complicaciones ocurren porque la válvula bicúspide sufre más el efecto del paso del flujo de sangre, lo que puede llevar a lesiones. Por lo tanto, es importante que el tratamiento se haga tan pronto como sea identificado, con orientación del cardiólogo, que puede indicar exámenes anuales, uso de medicamentos o cirugía para sustitución de la válvula.
¿Cuáles son las causas
Además, la válvula aórtica bicúspide puede aparecer aisladamente o asociada a otras malformaciones cardiovasculares, como coarctación y dilatación de la aorta, interrupción del arco aórtico, defecto del septo interventricular, síndrome de Marfan o síndrome de Turner, por ejemplo.
El corazón contiene 4 válvulas que controlan el paso del flujo de sangre para que el corazón consiga bombear tanto para los pulmones y para el resto del cuerpo, de forma que siga un solo sentido y no regrese en el sentido contrario durante el ritmo cardiaco , sin embargo, estas válvulas pueden presentar defectos durante la formación de este órgano. Los defectos en las valvas son las principales causas del soplo en el corazón, entienda qué es, las causas y cómo tratar este problema.
Cómo identificar
Sin embargo, en cerca de 1/3 de los casos, es posible que la válvula bicúspide presente cambios en su función, generalmente en la edad adulta, lo que altera el flujo de sangre y puede provocar síntomas como:
Fatiga;
Para confirmar el diagnóstico de la válvula aórtica bicúspide, el cardiolgista solicitará un ecocardiograma, que es un examen capaz de identificar tanto el formato de las válvulas cardíacas, como el funcionamiento del corazón. Entiende cómo se realiza el ecocardiograma y cuando es necesario.
Posibles complicaciones
Estenosis aórtica;
Como se hace el tratamiento
El tratamiento definitivo se realiza con cirugía, pudiendo ser indicados procedimientos que involucran dilatación, pequeñas correcciones o, hasta, la cirugía de cambio de la válvula, para la cual es necesario un riguroso análisis del formato de la válvula, de sus alteraciones y de su compromiso en el funcionamiento del corazón, muy importantes para determinar el tipo de cirugía ideal, que debe ser individualizada, con evaluación de los riesgos y enfermedades que cada persona posee.
El cambio de la válvula puede ser hecho por una válvula mecánica o biológica, lo que es indicado por el cardiólogo y cirujano cardíaco. La recuperación de la cirugía es demorada, siendo necesario un período de internación de cerca de 1 a 2 semanas, además de realización de reposo y alimentación equilibrada. Compruebe cómo es la recuperación después de la cirugía de reemplazo de la válvula aórtica.
En algunos casos, el médico también puede indicar el uso de medicamentos, como los antihipertensivos, los tipos beta-bloqueadores o IECA, o las estatinas, por ejemplo, como forma de disminuir los síntomas o retrasar el empeoramiento de los cambios cardiacos, y se recomienda la suspensión del humo, el control de la presión arterial y el colesterol.
Además, las personas con la válvula bicúspide pueden necesitar hacer la profilaxis antibiótica, con el uso de antibióticos periódicos para prevenir la infección por bacterias que causan la endocarditis infecciosa. Entiende lo que es y cómo tratar la endocarditis.
¿Es posible practicar actividades físicas?
Sin embargo, es muy importante que un practicante de ejercicios físicos con esta alteración haga evaluaciones periódicas con el cardiólogo y exámenes de ecocardiograma, para acompañar la funcionalidad de la válvula y si hay evolución para alguna complicación.
Además, los atletas de alto rendimiento, debido a los elevados esfuerzos realizados, pueden desarrollar el "corazón de atleta", en el que la persona presenta alteraciones adaptativas fisiológicas del corazón, pudiendo haber aumento de la cavidad del ventrículo y espesamiento de la pared del corazón. Estos cambios no suelen evolucionar a la enfermedad cardíaca, siendo generalmente reversibles con la suspensión del ejercicio. Se debe, sin embargo, haber atención rigurosa a estos cambios en las evaluaciones periódicas por el cardiólogo.